La laborabilidad forzosa a los repartidores es el peor camino para proteger los derechos de estos trabajadores.

En mi columna pasada advertí los riesgos de la reforma laboral en el tema de repartidores y plataformas digitales; e insistí en que el peor camino para proteger los derechos de estos trabajadores es la laboralidad forzosa. Hoy sigo con el tema, pero desde otro ángulo:

La reforma laboral podría ser una oportunidad de oro para el Gobierno y sus voceros en el Congreso. Puede ser la ocasión de redimir el Titanic político de la reforma a la salud: mayorías ciudadanas asustadas por el proyecto, la coalición del Congreso haciendo agua y el gabinete mostrando divisiones cada día de por medio.

Pero para eso, el gobierno tiene que tomar una decisión de fondo en las primeras de cambio: o insiste en el texto actual de la reforma laboral, que con razones de sobra ha prendido las alarmas de expertos, empresarios, congresistas de partidos mayoritarios y órganos de control, o le apuesta a la construcción de acuerdos amplios, que permitan modernizar las normas laborales del país, profundizar los derechos de los trabajadores formales y modernizar el diálogo social y la negociación colectiva, pero sin profundizar el desempleo, la desocupación, la informalidad laboral y la desaceleración económica.

Estamos ante el primer gobierno de izquierda en Colombia. Los movimientos sindicales tienen un peso sin precedentes en esta reforma y ven en ella la oportunidad de materializar viejas y nuevas reivindicaciones, que les han costado vidas, estigmatización y muchísimo esfuerzo durante décadas. Esto es histórico. Ojalá la reforma ayude a modernizar el movimiento sindical, pero también permita que los colombianos que no militamos allá toleremos más y conozcamos más a este actor, fundamental en toda democracia.

Sin embargo, esta reforma solo será exitosa si cabemos todos. No solo para ser oídos, sino para construir verdaderos acuerdos tripartitos. La Ministra del Trabajo y sus viceministros tienen el talante y el kilometraje para lograrlo. Y los ponentes de la Comisión Séptima de Cámara causan optimismo. La mayoría de ellos son jóvenes y tienen con qué liderar un proceso de concertación e innovación legislativa.

Se va completando el primer año del gobierno Petro y es tiempo de preguntarse el tipo de legado que tratará de construir: si realmente la apuesta es por una izquierda reformista y dialogante, este proyecto de ley puede poner el primer ladrillo.

Enlace Columna Completa – Noticias RCN

 

*El autor es el Director Ejecutivo de Alianza In.

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