En 1946, Darryl F. Znuck, uno de los productores de cine más importantes del mundo, dijo que la televisión desaparecería del mercado en solo seis meses pues la gente se cansaría de mirar una caja todas las noches. En 1977, Kenneth Olsen, quien fue el presidente de Digital Equipment Corporation, dijo que no existía ninguna razón para que alguien quisiera tener un computador en la casa.

En 1968, la Revista Time se refirió al comercio electrónico afirmando que, aunque era factible, estaba condenada al fracaso. En 2001, Pascal Négre, presidente de Universal Music en Francia, aseguró que internet les daba igual, que “eso” no iba a funcionar.

Con la tecnología existe un dilema: sabemos que es la solución a muchos problemas, pero nos resistimos a su implementación.

Las plataformas digitales son un sector de la economía joven y en crecimiento, son el resultado de la cuarta revolución y esto no significa cosa distinta a una nueva transformación. Las aplicaciones modificaron la manera en que nos comunicamos, nos relacionamos, nos divertimos, nos desplazamos, adquirimos bienes, nos alimentamos, ahorramos y hacemos negocios. Gracias a ellas hoy tenemos un nuevo modelo de vida basado en un principio fundamental: la libertad de decisión.

Por supuesto, el ámbito laboral no fue ajeno a la transformación. Las formas de trabajo como las conocíamos cambiaron haciendo de la flexibilidad un pilar rector. Hoy alguien que presta servicios en una plataforma digital tiene la capacidad de decidir cuántos días, cuánto tiempo, en dónde y a qué hora quiere prestar sus servicios, es más, puede decidir si quiere hacer de esta su actividad principal o complementaria.

Estos cambios han generado controversias y el debate, por fortuna, está abierto y seguimos definiendo algunos temas ya que la tecnología va mucho más rápido que la legislación.

De hecho, en los últimos días se conoció una decisión de un juez sobre un ciudadano que prestaba sus servicios como picker, comprador o seleccionador en las tiendas o supermercados diferenciando esta actividad de la de los domiciliarios, pues como la misma sentencia lo afirmó los domiciliarios tienen la capacidad de definir las condiciones y regularidad del desarrollo de la actividad con absoluta libertad.

Lo cierto es que las plataformas generan fuentes de ingresos para más de 200.000 hogares, si las plataformas no existieran 38% de las personas que prestan servicios en las plataformas no percibirían ningún tipo de ingreso. Las plataformas también son una alternativa para complementar la economía familiar y son la principal alternativa en caso de pérdida del empleo o necesidad.

El nuevo modelo de vida que hemos adoptado los colombianos debe ser respaldado y respetado. Los colombianos han decidido, a partir de su libertad de decisión, como quieren ahorrar tiempo, construir ciudades inteligentes y sobre todo generar nuevas oportunidades. Este sector ya es la cabeza de una inmensa cadena que tiene muchísimos impactos en sectores económicos y en hogares. No nos debe dar miedo la tecnología en cambio sí debería darnos temor restringir la libertad de decidir.

 

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